El año hidrológico 2012-13 ha sido muy húmedo en la mayor parte de España, con una precipitación media acumulada en todo el territorio de 799 mm. Este dato que puede no decir nada a cualquiera que lo lea, supone un 23% más que el valor normal, según datos de AEMET. Además, la Agencia Estatal de Meteorología, lo interpreta como una anomalía positiva de precipitaciones del año. El INE, en cambio, en sus datos de precipitaciones, aporta cuantías de precipitaciones en litros por metro cuadrado para 2010 y 2011: 869 litros/m² y 578 litros/m² respectivamente, para todo el territorio nacional, aunque estas cifras varían según regiones.
Lo cierto es que en España, por el motivo que sea, este agua de lluvia no es recolectada por los propios edificios que crecen en nuestras ciudades, sino que pasa directamente al alcantarillado y a las redes municipales de saneamiento para su posterior tratamiento; además las lluvias son escasas y concentradas en el tiempo, y el modelo edificatorio en altura, permite poca superficie de recolección de agua de lluvia. El aprovechamiento del agua de lluvia, podría ser un recurso que garantizara, junto con otras estrategias, la llamada seguridad hídrica: que todos puedan beber, lavarse y regar los cultivos.
Por otro lado, la contaminación del agua afecta a su calidad y potabilidad, y quizá la solución más adecuada, pasaría por utilizar este agua de lluvia para usos distintos al del consumo humano por un lado, y por otro, establecer mecanismos complementarios como el uso de las aguas grises de los edificios.
Uso de las aguas grises como complemento al del agua de lluvia
El uso de aguas grises en la edificación, es un recurso que nos permite ahorrar en el consumo de agua y por tanto contribuir a garantizar la seguridad hídrica. Los edificios de viviendas, por ejemplo, pueden implementar este mecanismo en sus instalaciones: las aguas residuales que provienen de los lavabos, las ducha, la bañera, la lavadora e incluso del lavavajillas, que no contienen residuos humanos, pueden ser reutilizadas tras un tratamiento específico, para usos concretos. Se excluyen cualquier vertido que pueda contener residuos humanos.
Este tipo de aguas no son aptas para cualquier uso y su instalación requiere de un estudio previo de su viabilidad técnica y económica. Sin embargo se convierte en un recurso que complementado con otros permite ahorros importantes. Los usos permitidos para este tipo de aguas son:
1. A nivel residencial: red de inodoros y urinarios, riego, limpieza de vehículos y baldeo.
2. A nivel urbano y de servicios: baldeo de calles, riego de parques, campos deportivos y masas de agua de acceso restringido.
3. Otros usos: zonas húmedas artificiales, zonas forestales.
A nivel doméstico existen en el mercado soluciones sencillas y fácilmente adaptables en los hogares, como lavabos que vierten el agua gris directamente en la cisterna del water, con un diseño actualizado: